Según estudios llevados a cabo por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte acerca de la inserción laboral de los titulados universitarios para los años 2010-2014 (http://www.mecd.gob.es/dms/mecd/prensa-mecd/actualidad/2014/10/20141028-insercion-laboral/20141028-insercion-laboral/20141028-insercion-laboral.pdf), la tasa de desempleo para titulados universitarios es inferior al 14% a nivel nacional, e inferior al 6% a nivel de la Unión Europea. Del total de egresados universitarios, en torno al 21% pertenecen a la rama de Ingenierías y Arquitectura (a priori, la que más alumnos podría aportar a este Máster).

En lo que a datos de afiliación se refiere, la tasa para titulados de Ingenierías es del 67.2% globalmente, sólo por detrás de Ciencias de la Salud (con un 71.4%). Sin embargo, si se especifica el ámbito de conocimiento, la Informática (78%), Matemáticas (72.2%), y la Ingeniería y profesiones afines (71.5%) ocupan el primer, segundo y cuarto puesto respectivamente a nivel nacional, con las dos primeras superando a Salud (71.7%).

Respecto al porcentaje de universitarios en el grupo de cotización más alto por rama de conocimiento, la Ingenierías y las Ciencias ocupan, con más del 60%, el segundo lugar, sólo por detrás de Ciencias de la Salud (88.2%).

Hasta donde nosotros sabemos, no existen datos específicos para titulaciones de máster, en parte posiblemente dado que el sistema educativo universitario ha cambiado muy recientemente con la desaparición de las diplomaturas y licenciaturas a favor de los títulos de grado y máster. En este contexto, la titulación de máster alcanza una nueva dimensión, con un valor y objetivo diferente al que venía caracterizándolo con anterioridad al proceso de Bolonia, y con una relevancia mucho mayor.

En los próximos años podrá comprobarse el efecto que estas titulaciones tienen sobre los egresados, pero a la vista de lo anteriormente expuesto en este apartado, todo hace pensar que una mayor especialización en unas ramas de conocimiento que ya de por sí ocupan los puestos más altos en empleabilidad y afiliación se traduzca en unos resultados aún mejores.

Aunque la empleabilidad de los egresados es difícilmente cuantificable, sería relevante tanto a nivel autónomo como en el empleo por cuenta ajena, tanto en organismos públicos como en empresas privadas, así como en centros de investigación de ambos sectores y con una gran proyección local, nacional e internacional.

La empleabilidad de los egresados se centraría en el ámbito de centros I+D+i públicos y privados que desarrollen investigación en ciberseguridad, consultorías tecnológicas y de seguridad de la información en todos los campos anteriormente expuestos (sistemas, software, robótica, industria, auditoría y análisis forense, legislación, fundamentos matemáticos, y en general a todos los niveles empresariales), departamentos de seguridad de la información de las empresas, administración pública local, regional, autonómica, estatal e internacional, etc.

Dado el carácter transversal de la ciberseguridad (relevante en actividades tan variadas como defensa, fuerzas de seguridad, privacidad del usuario, banca, comercio electrónico, suministro energético, vigilancia,… y en general imprescindible en cualquier actividad en la que se maneje información) y su gran relevancia para cualquier tipo de actividad laboral, las posibilidades y expectativas son enormes.

En palabras del director general del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) en el CyberCamp 2014 para EFE (Madrid, 7 de diciembre de 2014), en España «faltan profesionales en el ámbito de la ciberseguridad” y es “fundamental» hacer «un esfuerzo por desarrollar y aprovechar el enorme talento que hay en este ámbito» en el país. Así grandes empresas como Accenture, Indra, Telefónica, Deloitte, S21 Sec, S2 grupo, GMV o Symantec ofrecen hasta 1.000 puestos de trabajo con el objetivo de incorporar a sus equipos personal especializado en el ámbito de la ciberseguridad durante el último año.